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07/12/2023En la imagen está Manuela Muñoz Gallego, de Guarne, portando el número 424, irradia felicidad tras su triunfo en los 800 metros planos. Con una sonrisa que refleja la dedicación y la pasión, cruzó la meta en 2.23 minutos para coronarse como la nueva campeona departamental.
Por Andrés Esteban Marín-Marín.
En un giro de los destinos en los Juegos Deportivos Departamentales, una joven promesa apareció como un relámpago dorado en la pista Caterine Ibargüen. Manuela Muñoz Gallego, portadora del número 424 y oriunda de Guarne, brilló como el sol apartadoseño y se convirtió en la inspiración al conquistar la medalla de oro en los 800 metros planos.
El ambiente, saturado por la alegría de los espectadores, sirvió de telón a la gesta de Manuela. Desde el instante de la partida, la joven atleta, con 14 años de edad, trazó su camino con una audacia que deslumbró a propios y extraños. Su especialidad, los 1.500 y 3.000 metros planos, quedaron eclipsados por la estrategia arrolladora que desplegó en la distancia de los 800.
Como en las mejores series de Netflix, Manuela dejó a todos encantados al cruzar la meta con una ventaja que desafiaba las expectativas. En los primeros 400 metros, ya se había distanciado más de 30 metros de sus rivales, una hazaña que ella misma describió como «muy inesperada».
(Audio) Palabras de Manuela Muñoz Gallego.
Su motivación la reveló al finalizar, la cual la llevó a aventurarse en una prueba de menor distancia. «Soy de retos», confesó con una mirada que dejaba ver un alma llena de entusiasmo. «Quise probarme a mí misma, ver qué podía lograr en los 800», agregó con la naturalidad de quien desafía sus propias leyes.
La joven, quien es apasionada por las distancias más extensas, describió su gusto como un desafío que va más allá de lo físico. «Empiezas con el cuerpo y luego todo es mente. Eso es lo que te hace más fuerte y te llena de vida», comentó.
Manuela, estudiante de noveno grado del colegio rural Piedras Blancas de Guarne, conquistó la pista y los corazones de aquellos que atestiguaron su proeza. Su dedicación y amor por este deporte se entrelazan con las enseñanzas y relaciones que ha cultivado en el último año y medio, desde que se sumergió en el apasionante mundo del atletismo.
A la hora de dedicar su triunfo, expresó su gratitud a Dios, a su madre Lucy Gallego y a su entrenador Andrés García. «Ellos son las personas que me apoyan todos los días. Me dicen que no me rinda, que estos logros son fruto del esfuerzo diario», confesó con humildad.
El triunfo de Manuela es una historia que se entrelaza con los retos, la constancia y el desafío de los límites. ¡Y es un cuento mágico que se escribe con cada zancada de una campeona en ascenso!