Jerónimo Sánchez recibió unos patines del Niño Jesús y hoy es campeón de los Juegos Intercolegiados de Antioquia

Por Andrés Esteban Marín Marín – Indeportes Antioquia

Jerónimo Sánchez Echavarría, estudiante del grado once en la Institución Educativa María Josefa Marulanda y con 16 años, vivió en Rionegro uno de los momentos más grandes de su carrera deportiva. En la pista de patinaje se colgó dos preseas doradas: una en los 5.000 metros puntos y otra en los 10.000 metros puntos, pruebas donde la resistencia y la estrategia van de la mano.

Su historia con los patines comenzó de una manera especial. “Cuando era pequeño, el Niño Jesús me trajo unos patincitos. Me monté, me caí, y aprendí a levantarme”, recordó con una sonrisa. Aquella primera caída, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en la enseñanza que lo hizo amar este deporte.

En Rionegro se le vio hablar de sus competencias con la claridad de un experto. Analizó cada giro, cada movimiento, cada cambio de ritmo. “La estrategia siempre se plantea con el entrenador. A veces hay que ajustarla en carrera, pero lo importante es mantener la calma y esperar los frutos del esfuerzo”, explicó con seguridad.

Cada medalla fue para él la confirmación de que el sacrificio diario tiene sentido. Jerónimo entrena con disciplina, alternando sus estudios en La Ceja del Tambo con los viajes a Guarne para perfeccionar su técnica. “Ser selección Colombia es mi sueño”, afirmó convencido, mientras agradecía a su familia por el apoyo incondicional que le permite seguir este camino.

El respaldo de su municipio también ha sido fundamental. Jerónimo ha sentido el aliento de su pueblo, que lo reconoce como un ejemplo de constancia y dedicación. Sus triunfos enorgullecen a su familia e inspiran a otros jóvenes a creer en sus talentos y a descubrir en el deporte una oportunidad de vida.

Sus victorias en los Juegos Intercolegiados son apenas el inicio de un camino que promete grandes alegrías para el patinaje antioqueño y colombiano. Cada entrenamiento, cada caída y cada nuevo reto lo acercan a esa meta que persigue con la misma determinación con la que un día, siendo niño, se levantó tras su primera caída.

Lo que comenzó como un regalo de Navidad hoy es un proyecto de vida. Jerónimo demostró en los Juegos Intercolegiados que el patinaje es la fuerza de quien nunca deja de levantarse.